La seguridad total, pura utopía
Que la seguridad total sea una tarea imposible, no impide que hagamos cuanto esté a nuestro alcance por estar lo más cerca de ella. Cualquier medida que tomemos para que la seguridad de nuestros dispositivos, nuestras redes o nuestra información estén lo más protegidos posible, siempre será insuficiente, pero peor será si no se adoptan estas medidas. Las estaremos sirviendo en bandeja a terceros, que sí saben lo que deben hacer.

El irresistible progreso
En nuestros días, es cada vez mayor el número de dispositivos inteligentes que usa una persona. Dispositivos dotados con un sistema operativo y que en la mayoría de los casos pueden conectarse con otros a través de Internet. Es el Internet de las Cosas (IoT).
Por tanto, es muy amplio el abanico de servicios a los que podemos acceder con tan solo mover un dedo. Servicios que hace décadas hubieran resultado increíbles para las personas de entonces. Charlar cara a cara con un ser querido que está en otra parte del planeta, comprar con exclusividad entradas para un evento, ver, leer o escuchar cualquier medio de comunicación del planeta o consultar nuestras cuentas bancarias sin levantarnos de la cama. Son avances que han venido para quedarse.

“Un ordenador te permite cometer más errores y más rápido que cualquier otra invención en la historia de la humanidad, con las posibles excepciones de las pistolas y el tequila”. Mitch Radcliffe
La era de los grandes cambios
Puede que uno de los mayores inventos de la humanidad fueran los dispositivos y medios para la comunicación a distancia. En nuestros días, podemos comprobar cómo la evolución de los mismos es imparable y continua. Un campo en el que ni Julio Verne o Leonardo Da Vinci, llegarían a imaginar lo que hoy en día está ocurriendo.


Mitos y verdades sobre los hackers
Un término que se usa mal
Es mucho lo que se ha oído, leído o visto en el cine sobre los hackers, pero desgraciadamente es un término que aún se sigue usando mal en nuestros días. No hay más que conocer sus objetivos, para poderlos definir correctamente.
Mientras que el hacker ético es una persona con unas habilidades y formación sobresalientes en el mundo de la informática y se debe a un código de conducta, por cuenta propia o ajena busca vulnerabilidades en los sistemas o dispositivos para que puedan ser subsanadas posteriormente. Por el contrario, el ciberdelincuente utiliza dichas habilidades para cometer actos delictivos, simple y llanamente. No siguen un código ético.
Gracias a los hackers se publican parches de seguridad periódicamente, se actualizan sistemas o aplicaciones, para evitar su vulnerabilidad. Por contra, los ciberdelincuentes protagonizan titulares de noticias, bien por tumbar la red de comunicaciones o sistemas de un hospital, o bien porque desde un lugar remoto del planeta consiguen sustraer de una cuenta ajena varios millones en divisas. Por ello, es conveniente saber diferenciarlos convenientemente.
Y no, pese a lo que estamos acostumbrados a ver en cine o televisión, no tienen porqué ser chicos jóvenes, que visten sudaderas con capucha, ni son capaces de tumbar una red de vigilancia debidamente protegida nada más llegar al sitio, en menos de 5 minutos. Requieren de un estudio del terreno, preparación y métodos que pueden llevar su tiempo. Pero, si se descuida la privacidad o seguridad de los sistemas y dispositivos, se puede experimentar de lo que son capaces los ciberdelincuentes o hackers de sombrero negro, como también se les conoce.
Entre unos y otros, podemos encontrar al hacker de sombrero gris, que tiene la misma formación y habilidades, pero va por libre, sin ética a la que obedecer y vendiendo su trabajo al mejor postor.
Por lo tanto, conviene saber diferenciarlos debidamente, pues dependiendo del modo en el que usan su concocimiento, pueden ser el bueno o el malo de la película.
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