Las webcam son un elemento de nuestro ordenador muy susceptibles de ser hackeadas. A través de ellas, podrían estar espiándonos sin que nos demos cuenta. Pero, existen trucos que al menos nos permiten sospechar sobre ello.
Las webcam son uno de los dispositivos más importantes de nuestros dispositivos, sobre todo cuando pasamos bastante tiempo en el teletrabajo y realizamos reuniones laborales o sociales a menudo. Muchas personas compraron una webcam durante la pandemia para poder tener contacto con sus familiares de manera más cercana. Por ello, supone una de las amenazas más graves de invasión de nuestra privacidad.
La idea de que alguien pueda estar mirando o grabando a través de nuestra cámara web sin que lo sepamos no es ningún bulo. Existen troyanos de acceso remoto (RAT) que llevan circulando por Internet décadas.
Entre las revelaciones y filtraciones realizadas por Edward Snowden (ex empleado de la Agencia Central de Inteligencia y la Agencia de Seguridad Nacional) se encontraba el conocimiento de que dichas agencias de inteligencia habían desarrollado métodos para vigilar a través de las cámaras web de los ordenadores sin notificar para ello al usuario.
Por suerte, una cámara web es difícil de controlar sin que seamos conscientes de que está en uso. Por eso, vamos a ver algunas formas de comprobar si alguien ha hackeado nuestra webcam.
Observamos Movimientos o sonidos extraños
Muchas cámaras web, realizan de forma predeterminada movimientos para localizar mejor la imagen. Pues bien, si observamos que ésta se mueve de forma anormal y sin motivo para ello puesto que no la estamos usando o no respondiese a nuestras indicaciones, debes sospechar.
Por otra parte y como ya sabrás, las cámaras web están conectadas a los micrófonos y altavoces. Por lo tanto los sonidos repentinos procedentes de ellos podrían indicarnos que nuestra webcam está bajo control de un tercero.
la luz de la webcam también te puede estar avisando
La luz de nuestra webcam nos muestra si está activa. El malware puede manipular esta luz para engañar al usuario desprevenido. Si este LED se enciende y apaga cuando no se está utilizando o no se enciende cuando la cámara está activa, es un aviso de que el malware podría estar presente en nuestro dispositivo.
Otras veces, esa luz deja de funcionar y no nos molestamos en arreglarla. Tener una webcam sin luz de aviso aumenta el riesgo de que alguien la controle a distancia sin que lo sepamos. Por lo tanto, si usamos la cámara integrada en nuestro portátil o una externa, sería una buena idea el bloquearla cuando no la estemos usando.
¿Hay instaladas aplicaciones desconocidas?
Nuestra cámara puede encenderse al iniciar una aplicación específica. Por ejemplo, puede empezar a grabar al abrir el navegador. Esto puede ocurrir cuando una extensión del navegador activa la cámara. Si fuese este es el caso, deberíamos eliminar cualquier extensión sospechosa o de escasa fiabilidad que hayamos instalado.
Si vemos que nuestra webcam se enciende cuando abrimos alguna aplicación, es lógico pensar que esta la está controlando. Podemos averiguar qué aplicaciones pueden acceder a nuestra cámara consultando la configuración de privacidad de nuestro sistema.
Tenemos archivos de audio o vídeo desconocidos
Si alguien está utilizando nuestra webcam para grabar imágenes, un signo importante podría ser la presencia de archivos de vídeo o audio que no hemos creado nosotros. Esto es fácilmente localizable si accedemos a la carpeta de grabaciones de la webcam. Aquellos archivos que no recordemos haber creado, podrían haber sido grabados por un ciberdelincuente utilizando nuestra webcam.
Hay puntualizar que un ciberdelincuente podría haber cambiado la ubicación de esos archivos a una nueva carpeta, por lo que debemos comprobar la configuración de nuestra webcam para asegurarnos que la carpeta de ubicación de los archivos guardados es la que elegimos en su momento.
no es una paranoia cubrir la cámara que nos apunta

Sabiendo esto y nuestro portátil no cuenta con una pestaña para tapar la cámara, mucha gente recurre a la cinta adhesiva o un simple trozo de post-it para taparla. También podemos encontrar unas cacharritos muy económicos y útiles, que cumplen la misma función con mejor estética.
Eso sí, el tipo de cinta que utilicemos deberá ser lo suficientemente opaco como para bloquear la luz y ser fácilmente removible, ya que no querrás que esté ahí todo el tiempo y en algún momento querrás usar la webcam. Además, la «pegatina» elegida no deberá tener un adhesivo que deje residuo pegajoso en la cámara después de retirarla.
Como he dicho antes, la mejor opción son las pegatinas diseñadas especialmente para las webcam. Permiten facilmente tapar o destapar la webcam sin dejar restos de adhesivo en la cámara y su estética es mayor.
Sea de la forma que sea, es totalmente recomendable que la tapemos. Por supuesto, no hace falta decir que es necesario que contemos con algún antivirus que nos aviase de cualquier actividad sospechosa y asegurarnos de no hacer clic en enlaces web sin conocer su origen.
Aunque las posibilidades de que un ciberdelincuente se haga con el control de nuestra webcam pueden ser bajas, no es algo imposible. Previniendo, evitarás algún susto.