Qué son las cookies y qué ocurre cuando las «aceptamos todas»

Su nombre proviene de la analogía gastronómica: las galletitas siempre dejan migas. Ese rastro en informática se adoptó para bautizar a los pequeños paquetes de información que vamos dejando cuando navegamos por internet. Pese a todo, una encuesta revela que el 42% de usuarios no tiene mucha idea de qué está haciendo cuando selecciona “aceptar” todas las cookies de un sitio web.

¿Cuántas personas saben realmente qué están aceptando cuando seleccionan «aceptar todas» las cookies? ¿Qué consecuencias tiene esto para nuestra privacidad? ¿Qué ocurre si se rechazan? Una campaña de Avast, el conocido antivirus, intenta responder a estas y otras preguntas.

Las cookies fueron creadas en 1994 por Lou Montulli, por aquel entonces desarrollador de Netscape Communications. Su objetivo fue el de garantizar que los usuarios del comercio electrónico pudieran mantener su carrito de compra lleno mientras navegaban, incluso si salían de la página y volvían a entrar.

El término «cookies» (galletitas), es un paquete de datos que un programa recibe y devuelve sin cambios, utilizado por los programadores. Es como una tarjeta de identificación formada por pequeños fragmentos de información que ayudan a los ordenadores a interactuar con los sitios web, pudiendo ser tanto buenas como malas.

Por un lado, permiten a los portales web recordar cierta información, como los inicios de sesión o los artículos almacenados en un carrito de compra en línea. Por otro lado, pueden registrar la actividad de navegación de un individuo para que los anunciantes puedan utilizarla para publicidad dirigida. Pero en la actualidad, las cookies son mucho más potentes respecto a sus funciones.

¿Qué desventajas hay en aceptar las cookies?

Aceptando las cookies, el usuario autoriza a los sitios web a rastrear información sobre él, como puede ser su actividad de navegación, historial de búsqueda y sus datos de acceso. Esto permite al sitio web personalizar y agilizar su experiencia de usuario cuando navega únicamente por ese sitio web.

Es importante recordar que los sitios web no pueden acceder o ver las cookies instaladas por otras páginas. Pero, un ciberdelincuente sí, pudiendo hacerse una idea sobre qué página web será más creible por el usuario, en el caso de suplantar la identidad de la misma. Por esta razón, cada web solicita individualmente el pedido al usuario, lo que le permite controlar quién tiene acceso a la información. Pero, no hay que olvidar que en una carpeta de nuestro sistema operativo, existe una carpeta denominada cookies, en la cual por el tiempo se almacenan todas. Por lo tanto, cualquier persona con los medios y conocimientos suficientes, puede acceder a dicha carpeta para echar una ojeada.

Algunas páginas pueden utilizar las cookies para rastrear e incluso identificar información personal, que puede ser recopilada, compartida o vendida a terceros, sometiendo a los consumidores a técnicas de vigilancia más invasivas.

Las cookies pueden conseguir que nos sintamos descaradamente vigilados.

Las cookies pueden hacer que nos sintamos vigilados. Pueden seguirnos de un sitio a otro. De forma que, si buscamos información sobre un nuevo teléfono por ejemplo, otras páginas acceden a dicha información y nos ofrecen anuncios específicos sobre dicho dispositivo (o dispositivos de la competencia). Si nos interesan esos enlaces relacionados, bien, de lo contrario, pueden resultar intrusivos.

Y mucho ojo, porque las cookies también pueden afectar al rendimiento de nuestro dispositivo. Demasiadas cookies almacenadas, pueden llegar a ralentizar nuestro dispositivo.

¿Cual es el lado bueno de las cookies?

En el lado positivo de las cookies, podemos encontrar la practicidad que de ellas se desprende. Pueden ser útiles en algunos aspectos. Por ejemplo, hacen posible que los sitios web visitados proporcionen una experiencia de navegación más cómoda. Pueden mantenernos conectados a los sitios web, mientras se navega de una página a otra y registran preferencias, como la ID de sesión, cuando se vuelva a visitarlos o cuando el navegador recuerda las contraseñas, sin tener que volver a introducirlas.

Sin las cookies, la funcionalidad de algunos sitios web puede deteriorarse y al eliminar las cookies por completo, se eliminan los ajustes guardados e inicios de sesión, junto con las páginas visitadas.

Se puede decir que, las cookies no son únicamente malas, pero recogen y almacenan nuestros datos personales. Por ello, la Unión Europea ha promulgado leyes que obligan a los sitios web a informar a los usuarios que se están recopilando datos sobre ellos y si lo aceptan o no. Con el tiempo, el usuario acumulará cientos o incluso miles de cookies y deshacerse de ellas periódicamente es una parte importante de la higiene de nuestra privacidad.

Aunque no hayamos prestado atención a ello, de un tiempo a esta parte cada vez que visitamos una página web, nos aparecerá un apartado sobre el cual podremos hacer clic para decidir si aceptamos todas, algunas o ninguna cookie.

A través de esta advertencia, si seleccionamos el botón configuración, tendremos la opción de decidir si deseamos recibir dichas cookies.

Si entramos en el apartado de configuración de las cookies podremos seleccionar cuales de ellas estamos dispuestos a aceptar e incluso si lo deseamos, podremos rechazarlas todas sin problema alguno para navegar por dicha web, como podemos apreciar en la siguiente imagen. Es muy conveniente que nos acostumbremos a hacer uso de este derecho, con lo que estaremos reduciendo el número de empresas o asociados a ellas que recaban nuestra información.

No obstante, a pesar de la ventaja de poder eliminar las cookies de nuestros dispositivos, más de un tercio de las personas preguntadas por AVAST en su estudio (el 40%), admitió que no hace nada con las cookies que acepta en su ordenador, mientras que menos de la mitad (42%) las elimina manualmente y uno de cada seis (el 17%), utiliza software para eliminarlas automáticamente.

El conocimiento tecnológico que estamos aceptando en nuestras prácticas de navegación, seguramente genere más conciencia y en lugar de “aceptar todas”, más de un usuario empiece a reconsiderar qué datos quiere entregarle a la página que visita.

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